“Me gusta entender el negocio de mis clientes, escucharlos, ser asesores y, en definitiva, ayudar a solucionar un problema y optimizar su negocio”.
Trabajó por 20 años en fundiciones, desde su primer empleo cuando aún estudiaba la carrera de Ingeniería en metalurgia, hasta el punto de conocer muy bien el oficio del fundidor. Y aunque todos quienes le conocían veían en él su pasta para comercial, Rodolfo –Rodi, para los amigos- no creía que la venta fuera lo suyo. Por eso estudió un Diplomado en Gestión Comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez en 2019-2020.
Cuando Pablo Ortiz-Maldonado y Juan Pablo Rui le contaron de South Metals, a Rodolfo le gustó el proyecto y se convenció de apostar por esta joven empresa. “Mi papá trabajó toda su vida como vendedor y también me lo decía. Ahora estoy feliz en el lado de las ventas porque me gusta estar al lado del cliente, a quien conozco muy bien por mi pasado como fundidor”.
Las fundiciones viven en un contexto marcado por la competencia creciente con un gran competidor como es China. Mantener la calidad de sus productos enfrentando la volatilidad de los precios y el dinamismo de la demanda es un desafío constante. Rodolfo está convencido de que precisamente estas condiciones colocan a las fundiciones chilenas en una estupenda posición en el mercado internacional, incluso en Perú un actor muy relevante minería. “Hay muchas fundiciones que están exportando. Cuando voy a Perú veo cada día más presencia chilena. Te diría que en torno al 40% de las piezas son chilenas o fabricadas en Perú pero bajo estándar chileno. Es que la calidad del trabajo que hacen las fundiciones chilenas es muy buena”.
Rodolfo explica lo que observa en sus visitas: “cuando entras a las fundiciones, ves que están llenas de pega, todas están con harto trabajo e incluso las fundiciones más pequeñas están invirtiendo en hornos, en puentes grúa y otra maquinaria. Lo que veo es que la fundición tiene un largo camino, muchas oportunidades de desarrollo y desafíos muy bonitos. De hecho, este año nacen tres nuevas fundiciones, una en Santiago y dos en regiones”.
Corre una hora todos los días. Participa de carreras nacionales y maratones. Su última carrera fue la de Puerto Varas y ya está inscrito para las maratones de Santiago y Mendoza en 2023. También corre para llegar con los pedidos a tiempo. “A mí me dicen ‘Rodolfo, ¿puede ser esto para hoy? Y yo les digo ‘ya va en camino’”. Ahora que está del otro lado del ecosistema, procura satisfacer las necesidades de los clientes con rapidez porque comprende las urgencias que se presentan en el día a día. El trato con ellos le permite, a veces, anticiparse a los pedidos y estimar las necesidades de consumo. “Aunque somos una empresa joven, ya nos conocen bien en el mercado porque siempre estamos ahí. Y ese es uno de nuestros diferenciales, además de la calidad”.
Lo que más le gusta de su trabajo es estar cerca del cliente y comprender en profundidad sus necesidades, sus preocupaciones y sus éxitos, más allá de la venta. “Agarro el auto y todas las semanas voy a recorrer las fundiciones. Me organizo por días de la semana. Me gusta entender el negocio de mis clientes, escucharlos, ser asesores y, en definitiva, ayudar a solucionar un problema y optimizar su negocio; no solo en relación con los productos que vendemos, sino en todo lo que pueda aportar dada mi larga trayectoria”. Está en el Círculo de Fundidores de Asimet y disfruta del desayuno mensual con los compañeros que conoce hace cerca de 30 años (20 como colegas y 10 como cliente).
En South Metals, además de su relación con los socios –“los Pablos”, como dice- valora especialmente el equipo con el que trabaja porque “es un grupo muy bonito donde cada uno cumple un papel y todos somos muy importantes. Cada uno de nosotros depende de que el otro haga muy bien su parte. Es un equipo muy abierto, con autonomía y confianza”.
Rodolfo transmite alegría, es perseverante y sistemático, transparente y buen conversador. Y es padre de dos estudiantes de psicología para los cuales fue “su inspiración”, dice riendo.